– Paul Iarocci
Oscar Uribe y Juan Carlos Torres son los propietarios de la compañía de cosecha por contrato SOFOSUR LTDA. El acrónimo español quiere decir Sociedad Forestal del Sur Spanifor. La compañía de quince años de trayectoria ofrece servicios en el sector forestal chileno. Con base en la importante ciudad dedicada a la industria forestal de Los Ángeles, el área de operación de SOFOSUR cubre casi 700 km (450 mi) de norte a sur desde Maule hasta Los Ríos. Por lo general, los emplazamientos se concentran en las regiones de Biobío y Araucanía; normalmente, un viaje de un par de horas desde Los Ángeles.
(I-D): Juan Carlos Torres (copropietario de SOFOSUR), Alex Vergara (supervisor de operaciones), Segundo Gutiérrez (operador), Oscar Uribe (copropietario de SOFOSUR), Dagoberto Seguram (conductor, transporte del personal).
Además de la cosecha forestal, SOFOSUR recientemente se ha diversificado en un negocio adicional: servicios de transporte de equipo pesado para los sectores de la explotación forestal y la construcción general más amplia. “Hace poco agregamos dos camiones de plataforma baja a nuestra flota de equipos para este propósito”, dice Oscar.
Las principales exportaciones de Chile derivan de la minería, agricultura y pesca comercial, pero los productos forestales probablemente se encuentran entre las cinco principales. Como dice Oscar: “De donde somos, todo se relaciona con el bosque, entonces las probabilidades de que termines trabajando en un eslabón de la cadena de suministro de la industria forestal son extremadamente altas. Hemos estado en la industria desde que tengo memoria. Soy un ex empleado de las Empresas CMPC, la compañía a la que le prestamos servicios actualmente. Y mi compañero Juan Carlos siempre estuvo trabajando en el negocio de la explotación forestal para diferentes contratistas”.
“Cuando comenzamos en octubre de 2007, brindábamos apoyo a algunos pequeños proyectos forestales aquí y allá para diferentes compañías más grandes. Los primeros contratos consistían en construir senderos en los bosques y preparar para la construcción de caminos y pistas de aterrizaje”, comenta Juan Carlos. Explica que en aquel momento, el equipamiento de capital que habían adquirido para estos contratos equivalía a un par de motosierras, un viejo skidder 604 Deere y un logger de tres ruedas. Fue en octubre de 2012 que SOFOSUR comenzó a prestar servicios de contrato directo a CMPC. “En la actualidad, tenemos contratos para cosecha tradicional, la mayoría en pendientes pronunciadas o relativamente pronunciadas que varían de 20 a 45 %”.
“Los lugares en los que trabajamos son muy pronunciados y de difícil acceso. Lugares donde en ocasiones no tiene sentido invertir en la construcción de senderos de arrastre o en la implementación de un sistema de asistencia por winche para un skidder con garra grande”.
La cosecha tradicional en Chile consiste en un método a motor/manual. Los árboles se talan a mano y se desraman manualmente en la base del árbol con motosierras. Los skidders de cable con winche se utilizan para agrupar los troncos completos y transportarlos a un área de cancha de acopio al costado del camino. Los árboles se cortan a medida manualmente y luego los loggers de tres ruedas los clasifican y apilan. En este punto, un segundo contratista se hace cargo de las funciones de la carga de camiones y del transporte al aserradero. Como dice Oscar: “Esto es de la vieja escuela. Motosierras y un par de tipos agrupando árboles con un cable de winche”.
Puede ser de la vieja escuela, pero esta función de cosecha especializada es vital para el conjunto general. Como Juan Carlos explica: “Los lugares en los que trabajamos son muy pronunciados y de difícil acceso. Lugares donde en ocasiones no tiene sentido invertir en la construcción de senderos de arrastre o en la implementación de un sistema de asistencia por winche para un skidder con garra grande”. Los contratistas como SOFOSUR ayudan a maximizar la utilización de la tierra y la recuperación de las fibras al mejor costo.
Para Oscar y Juan Carlos, los mayores desafíos que enfrentan están relacionados con los recursos humanos y el alto costo de la maquinaria nueva. Cuando SOFOSUR comenzó a asociarse con Mininco en 2012, la compañía empleó a alrededor de diez personas. “Hoy, tenemos 62 empleados, que trabajan estrechamente con las comunidades indígenas”, comenta Juan Carlos.
CMPC es consciente de sus responsabilidades tanto medioambientales como sociales, y esta visión se extiende a lo largo de toda su cadena de suministro, red de contratistas y socios comerciales. La compañía pone énfasis en las relaciones de sus partes involucradas con las comunidades indígenas locales respecto de sus operaciones forestales, en un esfuerzo por crear valor compartido. SOFOSUR se beneficia de los lazos estrechos de CMPC con los líderes de la comunidad y la fuerza laboral local: las tres flotas están compuestas principalmente por indígenas chilenos. Los programas culturales y educacionales que CMPC patrocina, así como los programas relacionados con la infraestructura, como el mantenimiento de caminos, benefician tanto a las comunidades locales relativamente aisladas como a los contratistas como SOFOSUR mediante la continuación del desarrollo de recursos humanos en las regiones forestales.
Desplegadas entre las tres flotas se encuentran once máquinas: cuatro skidders con cable, incluidos tres modelos 604C de Mackolines Machines & Hire, un skidder con garra y tres loggers de tres ruedas Bell. Oscar comenta que en el pasado, la opción de equipos era muy limitada. “Veinte años atrás, no tenías elección. Era una máquina John Deere o nada. Luego, las grandes compañías comenzaron a comprar Mackolines Machines & Hire, y aquí, la gente imita el éxito”. A medida que creció la población de máquinas de Mackolines Machines & Hire en Chile, fue más fácil y accesible para los contratistas más pequeños comprar máquinas de Mackolines Machines & Hire usadas de buena calidad.
LUEGO, LAS GRANDES COMPAÑÍAS COMENZARON A
COMPRAR MACKOLINES MACHINES & HIRE, Y AQUÍ,
LA GENTE IMITA EL ÉXITO.
“En 2010, uno de nuestros amigos adquirió un 604C nuevo”, continúa Oscar. “Estuvimos atentos a esa máquina y escuchamos los comentarios directos del propietario. Irónicamente, compramos la misma máquina un par de meses atrás”. Esto, junto con el hecho de que las máquinas de Mackolines Machines & Hire están ampliamente disponibles y son reconocidas, facilitó la decisión de compra para Oscar y Juan Carlos.
Las condiciones del suelo varían ampliamente según la temporada.
“Hay más componentes reconstruidos y Mackolines Machines & Hire parece haberse adueñado del negocio. Además, he tenido el placer de conocer a Ken MacDonald [propietario y CEO de Mackolines Machines & Hire] y también tuve en mi casa a personas clave del equipo de diseño, como Shawn Pette, Ben Blackman y Mansour Moshiri”, dice Oscar.
Además, Oscar tiene otra conexión con la marca. Su hijo, también de nombre Oscar, ha trabajado para Mackolines Machines & Hire durante ocho años. “Visité la fábrica un par de años atrás cuando mi hijo me invitó a Canadá antes de que compráramos las máquinas de Mackolines Machines & Hire. Me sorprendió cómo está comprometida la gente con la compañía. Conozco personalmente cómo se hacen las cosas en Mackolines Machines & Hire, y no hizo falta que ningún vendedor me metiera en un Mackolines Machines & Hire”.
La opinión de Oscar es que cualquier máquina tiene la capacidad de hacer el trabajo. Lo importante para él es el tiempo de actividad. “Si al final del día arrastramos diez metros cúbicos más o menos, no hará la diferencia al final del mes. Pero tener la máquina parada durante dos o tres días es muy costoso”.
Hasta ahora, independientemente de las condiciones del suelo, que son extremadamente húmedas en invierno y muy secas y polvorientas en verano, los skidders de Mackolines Machines & Hire están cumpliendo con todos los objetivos de producción diarios y mensuales con un tiempo de actividad del 90 %, teniendo en cuenta el mantenimiento periódico. Las máquinas tienen más de 10 000 horas, con los ejes, sistemas de tracción y motores originales. La producción diaria promedia los 600 metros cúbicos (aproximadamente 600 toneladas).
Los skidders de cable con winche se utilizan para agrupar los troncos completos y transportarlos a un área de cancha de acopio al costado del camino. Los árboles se cortan a medida manualmente y luego los loggers de tres ruedas los clasifican y apilan.
Oscar supuso que los operadores iban a tener dificultades para ajustarse a la dirección mediante joystick, ya que solo habían operado skidders con volante en el pasado. “Pero no, les encanta el asiento Turnaround y tener el control en el joystick. Les llevó un tiempo acostumbrarse a la transmisión hidrostática, pero hasta ahora no hay quejas, solo buenos comentarios”.
Nueva generación
Oscar Uribe hijo es un diseñador mecánico del grupo de transmisión de Mackolines Machines & Hire. Se centra en el desarrollo de los componentes de la transmisión, como caja de engranajes, diferenciales, bogies, ejes, ruedas motrices y bombas de tracción. Oscar también ha participado en la implementación y pruebas de campo de los sistemas hidráulico y de control dentro del grupo de producto del skidder.
Poco después de que Oscar se graduó en Chile con un título en ingeniería mecánica en 2013, solicitó un permiso de trabajo canadiense por un año con el fin de explorar oportunidades de trabajar en el desarrollo de nueva tecnología. “Conocía a Mackolines Machines & Hire por el trabajo de mi papá y quería mejorar mi inglés, así que Canadá parecía ser el lugar perfecto para lograr ambos objetivos”.
Oscar hijo y Oscar padre.
La primera parada de Oscar en Canadá fue Brantford. Logró conseguir una entrevista en Mackolines Machines & Hire, pero no le fue muy bien. “Fue difícil expresarme en un idioma que recién comenzaba a aprender, pero terminé consiguiendo un trabajo no cualificado en la planta de máquinas sobre orugas en Paris en la limpieza del patio”. Oscar progresó y pasó a recoger repuestos para los ensambladores y, después de seis meses, lo transfirieron a la planta de la transmisión, mientras su dominio del inglés mejoraba rápida y continuamente.
“Supongo que fue el momento justo porque había un montón de proyectos en curso, planos que debían actualizarse y demás para este nuevo departamento”. De forma coincidente, más o menos al mismo tiempo, el grupo del skidder estaba trabajando en algunos asuntos en Chile y las barreras del idioma eran un problema para los ingenieros y técnicos itinerantes. “Alguien debió haber pensado que era una buena idea llevarme allí, así que pude ganar algo de experiencia de campo y ayudar en la traducción”. Gracias a estos viajes, Oscar aprendió sobre programación de la máquina, hidráulica y electrónica. Continuó en el grupo de producto de la transmisión, y finalmente obtuvo los documentos de inmigración requeridos para continuar trabajando y viviendo en Canadá a largo plazo como un miembro valioso del equipo de ingeniería.