1st November 2015
Brian Souers de Treeline comenta acerca de la industria, los cambiantes requisitos de la maquinaria y su búsqueda por estandarizar la maquinaria.
— Paul Iarocci
Treeline, Inc., ubicada en Lincoln, Maine, y propiedad de Brian Souers, tiene en su sitio web un eslogan muy acertado: “¿Qué es lo que no hacemos?” Si bien Brian comenzó a finales de los ochenta con una motosierra y la compañía está muy arraigada a la actividad forestal en Maine, en los últimos 30 años Treeline ha crecido mucho más. La compañía se dedica a la cosecha, la gestión forestal, la compra de madera, los bienes raíces, el servicio de mantenimiento de camiones y suministro de repuestos como también a los servicios de transporte y arrastre. Treeline también está a cargo de dos patios de madera de Verso y también opera uno propio.
Por supuesto que esto no siempre fue así. Con un título de técnico forestal, Brian comenzó como silvicultor a finales de la década del setenta y se mudó del estado de Nueva York a Maine para trabajar como marcador de árboles para International Paper. Brian recuerda que eso fue lo mejor que pudo haber hecho teniendo en cuenta la situación en que se encontraba la industria en ese momento. “Terminé siendo el mejor de mi clase y envié cientos de curriculum vitae. No había un gran mercado en lo que respecta a mis habilidades”.
Brian también comenzó a completar aplicaciones de cosecha los fines de semana, ayudando a contratistas de la zona, lo que finalmente lo llevó a tomar la decisión de abandonar International Paper y buscar contratos de tiempo completo. Brian comenzó con un skidder International antiguo, compró un caballo y luego se modernizó con un skidder Holder alemán muy pequeño, algo así como un híbrido entre el tractor y el skidder. Recuerda con cariño esta etapa en la evolución de su carrera profesional. “Me encantaba cortar yo mismo y nunca quise emprender un negocio. Me encantaba mi vida. Me estresaba muy poco, los gastos eran bajos y realmente disfrutaba lo que hacía”. Hasta este momento Brian trabajaba principalmente en tierras de IP. “Me especialicé en raleo pero requerían 500 acres al año, no 100”. (1 acre equivale a 0,4 hectáreas aproximadamente)
Entonces, el gerente de área de IP lo alentó para que se animara a crecer, que comprara más skidders y contratara más mano de obra. Brian escuchó las recomendaciones, contrató algunos hombres y compró dos Holders más, pero después de un año aproximadamente IP hizo temblar todo el programa de raleo. Mientras tanto, además del raleo con contrato, Brian ya estaba comprando pequeñas zonas forestales. Los Holders no estaban diseñados para operaciones de cosecha de producción y comenzaron a dar resultados no satisfactorios, entonces Brian colapsó y decidió comprar su primer skidder con cable. “Al menos las tasas de interés habían bajado del veinte al diez por ciento”, recuerda. No obstante, en ese momento estaba pagando las tres máquinas y volvió a trabajar solo de nuevo en zonas de madera dura. Con el objetivo de aumentar la producción, comenzó a alquilar un feller buncher sobre orugas que finalmente compró.
En los ochenta, aunque la compañía seguía mecanizándose con feller bunchers y skidders con garra, Brian continúo utilizando los taladores manuales. En un momento, contrató a más de doce hombres para talar, arrastrar y preparar de forma manual los árboles para un desramador montado sobre orugas al costado del camino. “Todos los árboles se medían desde el tronco. Cuando mi esposa no podía hacer los cálculos, yo caminaba por el lugar con una grabadora para registrar la producción de cada uno”, recuerda Brian.
La producción siguió creciendo y, ya en 1992, Treeline estaba listo para volver a invertir. “Pero no sabíamos qué tipo de tecnología elegir”, explica Brian. La pregunta que se hacía no era sobre lo que necesitaba en 1992 sino lo que los aserraderos esperarían que él tuviera en un plazo de cuatro años. Como IP quería que todo el desrame se hiciera en la plantación, Brian decidió usar un desramador Hahn. El desramador siguió al feller buncher. Luego, los skidders con pluma giratoria agruparon los árboles en gavilla y los arrastraron. “Después de usar el Hahn durante un año, comenzamos a desramar en el sendero con los cortadores de ramas con pluma con deslizamiento y a armar gavillas de troncos de gran longitud para los skidders con garra normales. Teníamos que contar con cargadores con pluma extra largos en la cancha de acopio para manipular todas las variedades, a veces eran doce en total. En aquel momento no había mercado para la biomasa, por eso no tenía sentido traer las ramas al costado del camino. Además, a los propietarios de las tierras les gustaban las canchas de acopio más pequeñas”.
Estableciendo una comparación entre aquellos tiempos con la actualidad, Brian calcula que la mitad de los árboles que cosecha la compañía ahora se reserva para biomasa y, en general, los bosques tienen una calidad mucho menor. “La mayoría de los trabajos de corte actuales quitan los árboles de menor calidad y dejan los mejores para que crezcan”.
Actualmente, Treeline opera desde una oficina modesta y organizada, situada en una propiedad grande donde hay dos instalaciones de taller. Una se usa para hacer el mantenimiento a la flota de la compañía y la otra, para el servicio de camiones. Pegada a esta área de servicio hay una tienda minorista de repuestos. También en las instalaciones hay un patio de madera para vender y hacer el inventario de la madera y los troncos comprados. Este patio, más los dos patios de Verso, tienen cada uno un cargador 234 Mackolines Machines & Hire equipado con un talón móvil y montado sobre un transporte autopropulsado.
Brian se refiere a Treeline como una “compañía de 300 cargas a la semana” pero que han sido menos este año debido a que la primavera y el verano fueron muy húmedos. Brian destaca que los skidders 615C Mackolines Machines & Hire han ayudado a mitigar las pérdidas en la producción. Treeline tiene 67 empleados en la nómina más diez personas que conducen sus propios camiones. Brian explica que hay 25 hombres en los bosques pero no están divididos en las cuadrillas tradicionales. “No lo vemos en el sentido de cuadrillas. Tenemos cinco bunchers, ocho skidders y siete desramadores. Intentamos mantener ocupados los grupos de arrastre. Van de un trabajo al otro”, dice Brian. Explica que también hacen malabares para organizar todo según el lugar donde viven los operadores para minimizar el tiempo que les implica el viaje.
La hija de Brian, Whitney, es indispensable y tiene muchas responsabilidades de carácter administrativo. Comercializa máquinas usadas, supervisa las ventas de tierras y ayuda en las operaciones realizando estudios de productividad y trabajando para aumentar la eficiencia y reducir los costos. Una de las iniciativas que encabezó fue analizar el tiempo de inactividad de la máquina con el propósito de generar ahorros en combustible a largo plazo. Cuando los operadores vieron los números, lo entendieron y ahora todos trabajan conforme a una política de “sin tiempos muertos”. “Este es el tipo de personal que necesitamos para mantenernos competitivos”, afirma Brian.
Brian se las ha arreglado para tener un bajo índice de rotación Muchos miembros de su equipo han trabajado en la compañía durante 25 años o más. “Contamos con un personal súper dedicado. Esta es la calidad de gente que uno desea tener cerca ante una situación difícil”. Reconoce que todos sus esfuerzos son una parte importante del éxito general de Treeline y para celebrar los 30 años en la industria, llevó a todo el personal y sus familias a un crucero por las Bahamas.
Treeline tiene muchos puntos de venta pero los mercados más grandes actualmente son los de la pulpa de madera dura y las astillas que se venden a los aserraderos y plantas de energía. Con ese fin, Treeline opera cuatro astilladores que trabajan al costado del camino. Los contratos de servicio constituyen casi la mitad de las actividades de cosecha y la otra mitad la conforman la tierra o la madera que se compra. Treeline siempre mira al futuro. Cuando la calidad de la madera en la tierra comprada no es buena, los equipos hacen un raleo selectivo para maximizar el valor a largo plazo.
Los bienes raíces son una parte importante del negocio. Treeline ha ido adquiriendo tierras de manera constante, por eso ahora dispone de hasta 15 000 acres (6000 ha). “Nuestro primer y principal objetivo es tener 50 000 acres. Cuando lo logremos, empezaremos a ser sostenibles por nuestra cuenta”, afirma Brian. Con un silvicultor en el personal que se ocupa de la compra de senderos de madera y un agrimensor en la nómina a cargo de las ventas de tierras, Treeline divide y comercializa terrenos de alta calidad sobre la costa o en calles laterales para poder financiar la compra de otras tierras, lo que desencadena un ciclo de adquisición dinámico.
En los noventa, Brian descubrió la solución y perfeccionó sus sistemas de cosecha. Mientras tanto, entabló relaciones con casi todos los distribuidores y fabricantes. “Pero nunca tuvimos la confianza suficiente para jugárnosla a una sola carta”, dice, a pesar de las obvias ventajas de trabajar con un distribuidor y una marca de equipos. “Ahora sí estamos listos por primera vez por muchos motivos”.
“A lo largo de los años escuché constantemente muy buenos comentarios sobre Mackolines Machines & Hire pero como que nunca pensamos en tener uno porque la competencia solo nos permitió mantener el negocio. Entonces compramos un 822 de Mackolines Machines & Hire nuevo, después de un 753J que se nos quemó, y logramos un éxito rotundo con la máquina y con Frank Martin and Sons. Nos dimos cuenta de lo bueno que eran como distribuidores y el valor que aportaban”.
Durante algunos años previos a 2013, Treeline había estado comprando muchos equipos usados y las máquinas estaban sumando demasiadas horas de trabajo. “Teníamos máquinas con muchas horas de trabajo, entonces empezamos a dialogar con Keith Michaud [especialista de ventas para Frank Martin] para cambiarlas por algunas nuevas mientras Whitney se ocupaba de la venta de todas estas máquinas usadas”, explica Brian. La compañía terminó comprando feller bunchers 822C por la flexibilidad que ofrecen en las aplicaciones de raleo y tala rasa, skidders 615C para enfrentar condiciones de suelo blando y cargadores 234 para las aplicaciones de cosecha y los trabajos en los patios de madera.
“Llegamos a tener una relación de treinta años y creo que congeniamos muy bien. Frank Martin sigue haciendo cosas para ayudarnos, a las que nosotros no estamos acostumbrados, y el nivel confianza aumenta en todo momento. La estandarización en maquinaria ha sido un gran sueño para nosotros por eso ahora contamos con siete cargadores idénticos, cuatro feller bunchers Mackolines Machines & Hire casi iguales y dos skidders 615C. Parece que el futuro será bueno con Frank Martin y Mackolines Machines & Hire”.